El DesMayo de las Letras y a Legislar

El DesMayo de las Letras

El 8 de mayo llegaron desde Buenos Aires Leopoldo Brizuela (Premio Clarín de novela), Marcos Silber, Premio Municipal, con la saxofonista Ada Rave para hacer su espectáculo "Thrillers". Eugenio Mandrini, Premio Olga Orozco y las galardonadas poetas Alicia Grinbank y Patricia Sibar. Nadie fue a recibirlos salvo quien firma esta nota. Leyeron ese mismo día Inés Aráoz, Ana María Cossio y Leticia Mure, destacadas poetas tucumanas reconocidas en el quehacer poético nacional.
Ni los 6 visitantes invitados de Buenos Aires, ni las poetas tucumanas tuvieron una bienvenida formal de parte de las máximas autoridades.
Seguramente el CV del señor Secretario de Cultura sea demasiado importante como para condescender a saludar a los escritores. No pasa por mi mente que semejante cargo sea adjudicado por amistad o por enjuagues de comité lo que hablaría muy mal de la Provincia que supo ser la guía cultural del NOA.
Pero sin hablar de irrespetuosidades, ¿cómo se explica la pobreza del Stand de Tucumán en la Feria del Libro cuando el slogan inicial "Del autor al lector" fue idea del tucumano Manuel Serrano Pérez?, ¿Cómo se explica que habiendo asumido hace muy pocos meses el Coordinador del Mayo tenga que cargar con una mochila que no le pertenece y el día 8, cuando prácticamente daban comienzos las lecturas, se vea obligado a preparar el viaje a Bs. As., en medio de una programación que requiere su presencia? Se explica pensando que al señor Secretario de Cultura le importa una palada de soja el Mayo de las Letras y entonces la pregunta es ¿para qué se gasta tanto dinero en un evento que, por lo visto, no interesa al gobierno ni a los estudiantes (y mañana serán profesores de letras) ni a los propios escritores? Porque independientemente de los conflictos internos o políticos, los escritores saben que, como dijo Sartre, el mayor compromiso debe ser con la literatura sin necesidad de hablar de la hospitalidad, el deseo de conocer o escuchar otras voces o la solidaridad tan necesaria hacia sus pares.
Quizá haya que plantearse la posibilidad de legislar al respecto para posibilitar que al Secretario de Cultura lo elijan directamente los artistas, los intelectuales, los propios interesados, los reconocidos sin afiliación alguna y los afiliados a Argentores, Sadaic, Sade, etc. y no un político preocupado por su campaña y sin conocimiento de los avatares propios de la Cultura.
En general se sabe que a las secretarías de cultura lo que les interesa es el gobierno, no la cultura, y siendo designada la persona por el Gobernador debe seguir la línea política del mismo. Independientemente de que a los gobiernos en general no les interese la cultura, por eso nunca hay presupuesto, creo que ningún gobierno va a pensar en Rosenzvaig, Lagmanovich, Alsina o la misma Josefina Alonso que jerarquizó el C.C. Eugenio F. Virla. No hablo de ideologías sino de capacidad de gestión y conocimiento. En última instancia si la persona elegida por los artistas y la gente de la cultura no es eficiente, será una mala elección nuestra, no del gobierno de turno que quizá, como la Cultura no deja réditos políticos ni dinero, no sepa que es la mejor inversión para el futuro.

Julio Carabelli
Escritor

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